
El factor común del drama humano centroamericano es la corrupción y la miseria.
El factor común del drama humano centroamericano es la corrupción y la miseria.
La inflación es una manifestación del poder, del poder que tienen los que pueden incrementar los precios de los bienes y servicios que se ofrecen en el mercado. Solo “puede” aumentar precios el que «puede», no el que quiere, para ser más precisos, el que tiene el poder de hacerlo.
En Haití aumentan las protestas contra el desacreditado presidente Jovenel Moise, acusado de múltiples delitos, quien incrementa la represión y la pobreza como síntomas comunes en la nación caribeña. El actual ciclo de manifestaciones lleva ya más año, partiendo del reclamo contra las políticas económicas, hasta la exigencia del fin del colonialismo histórico que asola a la primera nación latinoamericana independizada.
La libertad de expresión, como tantos otros principios del liberalismo político, tiene antecedentes que remontan a los griegos o los romanos.
Si el mandato de Trump fue abominable, el de Biden no lo será menos. Recordemos la guerra en Siria, la liquidación de la primavera árabe y la invasión de Libia, promovidas y gestionadas por el equipo que ahora retorna a la Casa Blanca.
Miércoles 6 de enero, una turba alentada por Trump y compuesta por diferentes sectores de la alt-right estadounidense asalta por la fuerza el Capitolio y realiza una performance que mostraba la descomposición de un régimen incapaz de cohesionar la comunidad política de un imperio en decadencia.
Ahora resulta que creer en la ciencia, usar mascarilla contra el COVID-19 y oponerse a portar armas libremente implica ser comunista.
“Democracia, democracia, cuántos crímenes se cometen en tu nombre”, hay que repetir hoy parafraseando lo exclamado sobre la libertad por la célebre Madame Roland al pie de la guillotina. Y es que la democracia, como cualquier otro asunto humano presenta una distancia entre los principios y objetivos que de ella se proclaman y la realidad.
Dos acontecimientos ocurridos la semana pasada dan cuenta del Chile que tenemos, ese Chile donde los ricos (causantes de la pobreza en el país), delinquen a vista y paciencia de las autoridades y el gobierno fascistoide de Piñera viola constantemente los derechos humanos del pueblo mapuche. Las fiestas de Cachagua en plena pandemia, y la invasión de la comunidad de Temucuicui, en la comuna de Ercilla, por la PDI, son un botón de muestra.