
Categoría: Europa

Fundado por nostálgicos del nazismo e incluso combatientes de las SS, la extrema derecha de la dinastía Le Pen ha crecido de manera constante gracias a una estrategia de transformación y “desdiabolización”, aunque sus bases ideológicas no han cambiado.

En las elecciones europeas del mes pasado, un número histórico de legisladores de partidos de extrema derecha fueron elegidos miembros del Parlamento Europeo.

El discurso belicista ha impregnado las instituciones europeas hasta el punto de modificar las propias bases económicas neoliberales de Europa y cambiar las reglas del juego global.
Las irrelevantes elecciones europeas del pasado 9 de junio abrieron la caja de Pandora en Francia.
El pasado domingo, Francia fue masivamente a las urnas (casi el 67 por ciento) y dijo un NO rotundo a la ultraderecha de Reagrupación Nacional (RN).

El proyecto de Macron parece claro: crear una amplia alianza de centro aislando, como él dice, a los extremos.
Las recientes legislativas francesas del 7 de julio le dieron el triunfo a la izquierda en unidad, y frenaron las expectativas a la extrema derecha por constituirse, no solo en primera minoría parlamentaria, sino en colocarse en posibilidad de gobernar a Francia.

La brecha se produce entre la minoría integrada y las mayorías excluidas, la de los estallidos en los suburbios o la crisis de los chalecos amarillos. Ese grito, que es el grito del abandono, debe ser atendido.